Con motivo del día de la madre, decidimos crear una campaña en la que celebrar única y exclusivamente esa figura de referencia en la vida de cualquiera, la madre. Investigando lo que habíamos hecho otros años y lo que hacen otras marcas en este día 1 de mayo, nos dimos cuenta de que la gran mayoría de acciones de ese día se centran en felicitar y agradecer a las mamás, aunque la voz es la de las hijas e hijos que ponen en palabras su reconocimiento al trabajo de sus madres. Pero realmente las auténticas protagonistas del día no son las hijas o hijos.
Por tanto, ¿por qué no poner el foco en lo que las madres tienen que decir sobre su experiencia en la maternidad en lugar de dejarlas en una posición pasiva?
Una vez que llegamos a esta conclusión, decidimos charlar con tres mujeres que han vivido y viven la maternidad de manera diferente. Y así llegamos hasta Paty, Tania y Helga.
Después de nuestras conversaciones decidimos que sus experiencias no podían resumirse en una única frase para la campaña del día de la madre que queríamos hacer en redes sociales y es por esto que hoy recogemos sus testimonios, de manera más extensa, en este journal sobre maternidad.
Tania, Paty y Helga con sus hijos/as.
Paty, el dolor de la pérdida y la adaptación
<<Mi primer hijo Lucas murió en la semana 39 de gestación y con él descubrí la maternidad.
No fue una maternidad “normal”, encontré muerte y dolor donde esperaba encontrar vida, ilusión, llantos, sonrisas… pero con el tiempo lo que si descubrí fue el más puro amor, aprendí a amar sin límites, aprendí a ser madre sin poder sostener a mi hijo.
Sin duda, la más dura de mis tres maternidades, pero hoy sé que gracias a Lucas valoro mucho más la vida, los pequeños instantes, el aquí y ahora.
Aprendí que no se puede controlar todo, aprendí a dejarme llevar, a disfrutar de cada segundo, a ser agradecida por todo lo que tengo y a despertarme cada mañana con un nuevo día por delante. Mi primer hijo ha sido mi gran maestro de vida, y todo lo que él me ha enseñado espero poder transmitírselo a su hermana Anna que hoy tiene 3 años y a su reciente hermano Diego de 7 meses. >>
<<Si hablamos de enseñanzas y valores… como madre en la tierra me gustaría enseñarles a mis hijos el valor del respeto, la humildad y la gratitud.
Que sean felices y expriman la vida con todo lo bueno y todo lo malo que hay en ella.
Con respecto a las enseñanzas que me han dado ellos a mi…
Anna, mi pequeña arcoíris, me ha enseñado que se puede volver a vivir, a sonreír y a disfrutar después de la tormenta, me ha enseñado a tener más paciencia y conocer la importancia de la pertenencia y el respeto a la infancia.
Con mi reciente maternidad, mi hijo Diego me ha enseñado que el amor se multiplica, también el cansancio y la preocupación, pero he descubierto otro tipo de amor que nunca había visto antes, el amor entre hermanos, sólo por verles juntos y con Lucas en el corazón todas mis maternidades han merecido la pena.>>
Paty y sus hijos.
Tania, un aprendizaje constante
<< En cuanto a mis expectativas con la maternidad, siempre pensé en el concepto de los hijos como fruto de un gran amor, que tener algo que ha nacido como consecuencia de un gran amor entre su papá y yo sería súper especial.
Imaginaba crear esa “personita” que se pareciese a ambos (o a ninguno en realidad) y que llenara aún más nuestra familia.
En nuestro caso esto se ha multiplicado por tres.
Lo que esperaba era sentir esa amor incondicional que siempre me habían contado y disfrutar viéndoles crecer y aprender de la vida.>>
<<¿Qué me ha dado la maternidad realmente?Bueno… (reflexiona) me ha dado mariposas constantes en el estómago, aprendizaje diario, amor (mucho amor) y miedo también a estar a la altura.
Me gustaría que mis hijos sean empáticos, que confíen mucho en ellos mismos y se esfuercen por cumplir sus sueños.
Con ellos he re-aprendido la vida, a ver las cosas desde su perspectiva, a empatizar y entender su cerebro. A ilusionarme con pequeñas cosas, a reinventarme como madre con cada uno, porque son diferentes y necesitan cosas diferentes.>>
Tania acompañada de sus tres hijos.
Helga, la importancia de encontrar el equilibrio adecuado para tu vida
<<Al convertirme en madre creía que la maternidad llenaría mi vida, y que encontrar el equilibrio entre mi vida profesional y mi vida privada sería más fácil de lo que al final resultó ser para mí. Antes de ser madre mi carrera era mi vida. Un gran ascenso profesional, por el que había estado trabajando duro durante años, se hizo realidad en mis 4-5 meses de baja maternal, lo que significó que los dos primeros años de vida de mi hija fueran muy intensos. Estuve constantemente viajando y tratando de encontrar a esa Helga que solía ser antes de convertirme en madre, y al mismo tiempo descubrir quién era yo ahora también siendo madre. Fue un momento en el que me sentí especialmente vulnerable, algo que no sentía normalmente. Esto, entre otras cosas, ocasionó un periodo de mucho estrés y lo que aprendí fue que la maternidad simplemente había cambiado mi visión de la vida y mis prioridades, creo que para mejor.
Creo que muchas de nosotras después de la maternidad experimentamos un período de tiempo en el que tratamos de descubrir quiénes somos en este nuevo contexto. En Dinamarca tenemos casi un año de baja por maternidad, lo que creo que ayuda mucho para todo este periodo de adaptación.>>
<<Sin embargo, esta es, por supuesto, una experiencia personal y todos la vivimos a nuestra manera.
Mi hija y mi familia son hoy lo más importante en mi vida, pero igualmente lo es mi trabajo todavía, porque sin él ¡no soy yo! Siempre tengo sueños y ambiciones por las que trabajo duro, simplemente porque ahí es cuando soy mi mejor versión, también dando valor a los demás a través de mi trabajo. Hoy he encontrado un equilibrio fantástico entre la maternidad y mi vida profesional, y me siento completa, pero ha sido un viaje.
A veces reflexiono sobre tener más hijos para que así mi hija tenga hermanos. Sin embargo, quiero ser una madre presente y dedicada, y en mi contexto de vida, no estoy segura de cómo sería encajaría con más de un hijo, y si me sentiría satisfecha con mi maternidad. Por lo tanto, tenemos solo una, y he encontrado un gran equilibrio entre el trabajo y la vida personal para mí, al menos por ahora. Creo que todos deberíamos averiguar cómo se ve eso en nuestras vidas. Nunca debemos juzgar las elecciones de otros, tengan muchos hijos, pocos hijos o ningún hijo. Se trata solo de lo que deseamos en la vida y de cómo encontramos nuestro equilibrio.>>
En cuanto a deseos, quiero hacer todo lo posible para ser un referente en la vida de mi hija. Recuerdo cómo mi propia madre siempre me inspiró, es una mujer muy fuerte e independiente. Esto es lo que espero transmitir a mi hija.
Quiero que persiga la felicidad, que piense en grande y que sea consciente de que con trabajo y fracasos convertidos en aprendizajes, puede hacer lo que sueñe.
Aparte de eso, hago lo que puedo para enseñarle valores sociales, ambientales y éticos.
Deseo que esté informada y que tenga posiciones por las que luche.
Aparte de eso, por supuesto, trato de enseñarle a respetar a los demás, sin importar la nacionalidad, la clase social o las diferencias culturales, ayudar a los demás cuando pueda y aprender a ser agradecida por lo que tiene.
Gracias a estas tres madres, que se han abierto en esta charla para compartir los detalles de una de las experiencias más significativas de la vida y hablar sin pudor sobre el dolor de la pérdida, el miedo a no cumplir las expectativas y el coraje de aprender a conocerte en esa nueva faceta sin perder la esencia de quién eras antes.